Cómo el Sistema Solar desvió a los cazadores de planetas | de Ethan Siegel | ¡Comienza con una explosión! | julio, 2024
La estructura de nuestro Sistema Solar se conoce desde hace siglos. Cuando finalmente empezamos a encontrar exoplanetas, sorprendimos a todos.
Cuando miras los puntos de luz brillantes en el cielo nocturno (las estrellas visibles a simple vista), ¿te preguntas, como muchos antes que tú, acerca de los planetas que orbitan a su alrededor y qué tipo de condiciones tienen sobre ellos? ¿Cuántos mundos tienen? ¿Son de naturaleza rocosa, helada o dominada por gas? ¿Qué tipos de elementos y compuestos químicos abundan en ellos? ¿Tienen atmósferas, precipitaciones y líquidos sobre o debajo de sus superficies? Y, como vemos en la Tierra, ¿es posible que haya formas de vida en cualquiera de esos mundos y, de ser así, en qué se parecen o se diferencian de la vida en nuestro propio planeta?
En el año 1600, Giordano Bruno fue quemado en la hoguera por hacer este tipo de preguntas y sugerir respuestas creativas; sólo unos años más tarde, Johannes Kepler y Galileo Galilei derribarían la imagen geocéntrica de nuestro Sistema Solar y demostrarían que la Tierra no era estacionaria ni se movía, sino que giraba alrededor del Sol como cualquier otro planeta. Con el paso del tiempo, se hicieron descubrimientos adicionales, como la ley de la gravedad, nuevos planetas, asteroides y periódicos…