Mochis NoticiasArte y EntretenimientoSusanne Witzig: trazando un camino hacia la curación
Mochis NoticiasArte y EntretenimientoSusanne Witzig: trazando un camino hacia la curación
Arte y Entretenimiento

Susanne Witzig: trazando un camino hacia la curación

Susanne Witzig: pintar más allá de las fronteras

El viaje de Susanne Witzig en el mundo del arte no es típico; es una vívida saga de resiliencia y autodescubrimiento. Nacida en 1971 en la antigua RDA, su infancia fue una lucha constante contra un régimen represivo que no logró nutrir sus talentos iniciales. Sus primeros años se caracterizaron por una percepción única del color, que la diferenciaba de sus compañeros y que a menudo le generaba más críticas que elogios. Este sentido poco convencional del color era evidente cuando mezclaba sus propios tonos para expresar mejor sus emociones a través del arte, lo que a menudo resultaba en un castigo en lugar de un estímulo en las clases de arte de su escuela.

Las dificultades de sus primeros años de vida, agravadas por una enfermedad crónica diagnosticada cuando sólo tenía 12 años, le impusieron serias limitaciones, sofocando su expresión emocional y empujándola hacia una carrera convencional. A pesar de estos desafíos, la pasión innata de Witzig por el arte se negó a ser silenciada. Su carrera como asistente legal y notaria se caracterizó por un trabajo excesivo que eventualmente la llevó al agotamiento, pero estos daños también la llevaron de regreso a su primer amor: la pintura. La introducción a la arteterapia durante un período crítico de recuperación fue un punto de inflexión, brindándole un camino de regreso a una vida algo normal, aunque inicialmente se resistió a la liberación emocional que requería la pintura.

Susanne Witzig: un renacimiento colorido

El año 2015 marcó un cambio significativo para Witzig. Un severo deterioro físico la dejó en gran medida dependiente de una silla de ruedas, pero en lugar de verlo como un final, empezó a verlo como un nuevo comienzo. Su eventual colapso total en 2022 se convirtió en un catalizador crucial para el cambio, impulsándola a reevaluar su vida y abrazar plenamente su vocación artística. Comenzó a pintar de nuevo, esta vez permitiendo que sus sentimientos fluyeran libremente en su trabajo, lo que dio como resultado expresiones vibrantes y abstractas que resonaban con una profunda autenticidad emocional. Esta nueva libertad en el arte le permitió a Witzig reconectarse con su alma, reconociendo que su verdadera satisfacción no radicaba en las tareas rutinarias de la vida de oficina sino en los reinos ilimitados de la expresión creativa.

El estilo que ha desarrollado Witzig es a la vez único y convincente, caracterizado por el uso de colores brillantes e intensos que muestran el caos y la pasión dentro de ella. Cada lienzo es una batalla, un diálogo entre su agitación interior y la paz que busca encontrar. La historiadora del arte Elvira Meisel-Kemper describe su estilo como abstracto, expresivo y constructivo, enfatizando su enfoque distintivo al combinar fondos vivos con formas geométricas que ponen orden en la intensidad emocional representada por sus colores. Este proceso no se trata solo de crear arte, sino que es un ritual terapéutico que la ayuda a manejar los desafíos emocionales y físicos creados por su condición crónica.

El lienzo terapéutico: el proceso artístico de Susanne Witzig

El proceso artístico de Susanne Witzig es una danza íntima entre sus emociones y el lienzo, donde cada pincelada la acerca a la paz interior. La génesis de sus obras comienza con la elección de los colores correctos; esta elección no es simplemente estética sino una tarea emocional, donde se mezclan múltiples tonos para capturar perfectamente su estado interior. Este minucioso proceso puede llevar horas, durante las cuales Witzig profundiza en sus sentimientos, agitando el caos interior para plasmarlo en el lienzo. Esta fase inicial es crucial, ya que establece el tono emocional de la obra de arte, con fondos que a menudo están llenos de colores vibrantes, casi neón.

Una vez que se sientan las bases emocionales, el esfuerzo físico de su proceso pasa factura. Debido a sus problemas de salud, cada sesión sobre el lienzo es una hazaña de resistencia, que requiere descansos para permitir que tanto la pintura se seque como su cuerpo se recupere. Esta pausa forma parte tanto de su método artístico como la pintura misma; le permite dar un paso atrás y regresar con una perspectiva renovada. Las capas posteriores implican un trabajo más detallado, utilizando aerosoles y bolígrafos acrílicos para agregar profundidad y estructura a la pintura caótica que se encuentra debajo. Las formas geométricas que emergen no son aleatorias, sino que están cuidadosamente diseñadas para aportar equilibrio y armonía a las vívidas expresiones de su psique, convirtiendo la turbulencia en tranquilidad.

Susanne Witzig: Ecos del alma en color

En su estudio, un santuario de luz y color, Susanne Witzig crea más que arte; ella crea experiencias. Este espacio está diseñado para sus necesidades, equipado con herramientas que se adaptan a sus limitaciones físicas y mejoran su expresión artística. Su silla de ruedas no es sólo una ayuda para la movilidad sino una parte integral de su equipo artístico, que le permite desplazarse entre grandes azulejos y sumergirse por completo en su trabajo. La presencia de luz natural es fundamental, ya que ilumina su estudio y garantiza que brille la verdadera vitalidad de sus colores, ya que la luz artificial amortigua su creatividad.

Los compañeros de Witzig en este viaje creativo son sus tres gatos, a quienes ella describe como sus musas. Le brindan consuelo y compañía, recostándose a su lado mientras navega por sus paisajes emocionales a través de sus pinturas. La música también juega un papel central en su proceso creativo, con opciones que van desde los tonos clásicos de las Cuatro Estaciones de Vivaldi hasta los ritmos palpitantes de la música electrónica, lo que refleja el espectro emocional que atraviesa en su trabajo. Su espacio de trabajo es un microcosmos de su mundo, donde cada elemento está cuidadosamente seleccionado para fomentar la creatividad y la resiliencia que definen su arte. Aquí, Witzig no se limita a hacer arte; está participando en un profundo acto de autocuración, utilizando sus lienzos no sólo para explorar su identidad y sus luchas, sino también para comunicarse con el mundo en colores y formas vibrantes.

Source link

Hi, I’m Corina Guzman

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *