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Sesgo de autoservicio: ejemplos, efectos, prevención

Sesgo de autoservicio: ejemplos, efectos, prevención

Las personas con un sesgo egoísta tienden a atribuir sus logros o las cosas buenas que les suceden a sus propios dones, habilidades o esfuerzos. Por ejemplo, pueden creer que una A en una prueba se debe a su inteligencia o capacidad para retener información.

Sin embargo, si sucede algo negativo, tienden a creer que el resultado se debe a situaciones o fuerzas que escapan a su control. Por ejemplo, pueden creer que una F en un examen es el resultado de un mal maestro o de un examen que no fue elaborado de manera justa.

El sesgo egoísta es una visión distorsionada que protege tu ego. Los ejemplos incluyen atribuirse el mérito de un logro con el que no tuvo nada que ver, descartar comentarios negativos o constructivos o culpar a otra persona por un resultado negativo.

Los psicólogos e investigadores han estudiado el sesgo egoísta durante años y lo han documentado en entornos relacionales, académicos y laborales.

El sesgo egoísta se reconoció por primera vez en la década de 1960, cuando un equipo de investigadores estudiaba el sesgo de atribución, un tipo de sesgo en el que las personas intentan determinar las razones de su comportamiento y el comportamiento de los demás. Durante esta investigación, el psicólogo Fritz Heider descubrió que las personas también hacen atribuciones basadas en la necesidad de mantener la autoestima.

Desde entonces, los investigadores han explorado por qué ocurre el sesgo egoísta y por qué algunas personas son más susceptibles a él.

Salud mental

El sesgo egoísta es común en la población general, pero puede variar significativamente según la edad, la cultura y la situación. El estado de su salud mental también puede influir.

Por ejemplo, las personas con depresión clínica tienden a mostrar menos prejuicios egoístas que las que no la padecen.

Los investigadores señalan que este grupo, que comprende alrededor del 7% de la población, demuestra constantemente un conocimiento preciso de sus capacidades y tiene aspiraciones realistas. También es más probable que experimenten un sesgo invertido, en el que se culpan a sí mismos por las cosas negativas de sus vidas y atribuyen lo positivo al azar o la suerte.

Por el contrario, el sesgo egoísta puede ser más frecuente en personas con un trastorno de salud mental como la esquizofrenia o el trastorno narcisista de la personalidad (NPD). Por ejemplo, un estudio encontró que el sesgo egoísta era más común en personas con esquizofrenia, especialmente si experimentaban delirios (creencias que no se basan en la realidad), en comparación con aquellos sin la enfermedad.

Otro estudio encontró que el sesgo egoísta es común en personas con tendencias narcisistas. Aquellos con comportamiento grandioso (sentimientos exagerados de superioridad) tenían más probabilidades de utilizar sesgos egoístas para mejorar su propia imagen.

Autoestima

Para algunas personas, la necesidad interna de mantener la autoestima puede ser la raíz del sesgo egoísta. Atribuir sus éxitos a sus fortalezas, su trabajo duro o su sabiduría puede aumentar su autoestima.

Asimismo, atribuir fuerzas o personas externas a tus errores o fracasos puede proteger tu autoestima o mantenerla intacta. Hacerlo también puede protegerlo del diálogo interno negativo y de las críticas de los demás. También puede ayudarle a perseverar en situaciones desafiantes porque no se está agobiando ni culpándose de ninguna manera.

Autopresentación

Algunos investigadores creen que las personas adoptan un sesgo egoísta debido a la necesidad de presentarse automáticamente ante los demás, especialmente si quieren que las personas las vean de cierta manera o las consideren de manera positiva. En estas situaciones, su motivación para atribuirse el mérito de lo positivo y echar la culpa por lo negativo presenta una autoimagen positiva ante los demás.

Las personas también pueden tener un sesgo egoísta para adaptarse a las expectativas o preferencias de su audiencia. Este enfoque les permite mantener su autoestima porque les importa mucho cómo los ven los demás. Por esta razón, seguirán presentando información favorable sobre sí mismos para fomentar una impresión favorable. Sin embargo, pueden reclamar menos crédito en determinadas situaciones para evitar que se les perciba como fanfarrones.

Diferencias culturales

Existe cierta evidencia de que la cultura de una persona puede desempeñar un papel en la prevalencia del sesgo egoísta.

Por ejemplo, países como Estados Unidos que valoran el individualismo y el logro personal tienden a tener tasas más altas de sesgo egoísta que los países que son de naturaleza más colectivista. En estas culturas, los fracasos o los errores se atribuyen más a menudo a defectos personales que a factores externos.

Identificar el sesgo egoísta es bastante sencillo. Por lo general, las personas que adoptan un sesgo egoísta comparten fácilmente sus éxitos y cómo contribuyeron a ellos hablando de trabajo duro, compromiso, inteligencia, etc. Si sucede algo negativo o inesperado, atribuyen este fracaso o error a factores externos, otras personas o circunstancias fuera de su control.

Los signos de sesgo egoísta pueden incluir culpar a otros, embellecer los éxitos y negarse a asumir responsabilidades. Las personas pueden tener un ego demasiado inflado, incapacidad para admitir errores y tendencia a entrar en conflicto con los demás.

A continuación se muestran algunos ejemplos de cómo puede verse el sesgo egoísta en situaciones reales:

  • Los corredores de maratón que terminan con un tiempo más lento pueden creer que el ambiente de la carrera fue el culpable de su desempeño. Por ejemplo, pueden razonar que el recorrido era demasiado difícil, que el clima no era favorable, que había demasiados corredores o que sus zapatos eran incómodos.
  • Los estudiantes que reciben puntuaciones más bajas en los exámenes pueden culpar a factores externos. Por ejemplo, pueden culpar al profesor, a la sala donde se realizaron las pruebas, al nivel de ruido o a la distracción de la persona que está a su lado golpeando un lápiz.

Se podría suponer que el uso del sesgo egoísta es negativo, pero no siempre es así. A menudo, cuando alguien hace una atribución sobre algo, ya sea positivo o negativo, simplemente está tratando de darle sentido a su mundo.

El sesgo egoísta puede parecer calculado cuando alguien intenta presentar una determinada imagen al público, pero ese sesgo a menudo es involuntario. Más bien, es simplemente un intento de comprender por qué las cosas sucedieron como sucedieron.

Dicho esto, el sesgo egoísta, intencional o no, no está exento de consecuencias. A continuación se muestran algunos impactos negativos del sesgo egoísta:

  • Una visión inexacta de sus habilidades.
  • Incapacidad para participar en la autorreflexión.
  • Exceso de confianza o ego inflado
  • Relaciones tensas o conflictos regulares con los demás.
  • Incapacidad para aprender de los errores o aceptar comentarios.
  • Mala toma de decisiones

Una mayor conciencia de uno mismo suele ser el primer paso para reconocer cuándo los prejuicios nublan la percepción que tenemos de nosotros mismos y de los demás. Esta conciencia puede ayudarle a evitar que tome decisiones inútiles y mejorar drásticamente sus relaciones con los demás, especialmente si aprende a asumir la responsabilidad de sus propios errores y resiste la tentación de culpar a alguien o algo en su entorno.

Puede tomar medidas para asegurarse de evaluar de manera realista las cosas que suceden en la vida. A continuación se ofrecen algunos consejos para empezar:

  • Trabajar la autoconciencia: Cuando eres consciente de ti mismo, puedes reflexionar sobre tus propios prejuicios, fortalezas y debilidades y desarrollar una imagen más realista de ti mismo.
  • Examina las cosas de manera integral: Mirar el panorama más amplio le ayuda a generar conciencia, mejorar la empatía, relacionarse con las personas en un nivel más personal y comprender cuándo se sale con la suya.
  • Evite dar explicaciones: Aprende a reconocer la necesidad de explicar por qué sucedió algo o de culpar a factores externos y redirigir tus pensamientos y lo que comunicas.
  • Esté preparado para ofrecer elogios: Si bien puede ser fácil atribuirse el mérito de las cosas o señalar cómo sus fortalezas pueden contribuir a su trabajo, escuela o relaciones personales, es importante reconocer y felicitar a los demás por lo que hacen bien o cómo afectan positivamente los resultados.
  • Busque formas de mejorar: El sesgo egoísta no deja espacio para la autorreflexión o el crecimiento. Intente desarrollar una mentalidad de crecimiento para aprovechar sus fortalezas y abordar sus debilidades. Una mentalidad de crecimiento es la creencia de que puedes seguir aprendiendo y creciendo.
  • Sea honesto y humilde: Cuando las cosas no vayan bien, esté dispuesto a admitir sus errores. Cuando las cosas van bien y realmente contribuyes al resultado, sé humilde al compartir esos resultados con los demás.
  • Aceptar comentarios: Parte de ser consciente de uno mismo es aceptar comentarios y críticas constructivas de los demás. Si bien no todo lo que alguien te dice tiene que implementarse, prepárate para escuchar abiertamente lo que sugieren y reflexionar sobre su validez.
  • Practica la autocompasión: A algunas personas les resulta muy difícil aceptar cometer errores. Si Estás en este campo, trata de ser compasivo contigo mismo. Cometer un error es una parte normal de la vida y no niega su valor ni su valor. Además, los errores suelen ser oportunidades de aprendizaje.

Aunque el sesgo egoísta no es un trastorno de salud mental, puede interferir con sus relaciones, causar conflictos y frenarlo. Comuníquese con un proveedor de atención médica, particularmente un profesional de salud mental, si cree que este puede ser su caso.

Un proveedor puede brindarle una visión más objetiva de los prejuicios que alberga y ofrecerle consejos para reconocerlos en el futuro. También pueden determinar si una condición de salud mental, como el trastorno narcisista de la personalidad, puede ser un factor contribuyente.

Un profesional de la salud mental puede:

  • Te enseñan estrategias para practicar la autoconciencia y la compasión, incluso cuando experimentas contratiempos.
  • Ofrezca consejos sobre cómo comunicarse más eficazmente con los demás, aprovechar sus verdaderas fortalezas y reconocer sus defectos.
  • Te enseñan estrategias para cambiar tus procesos de pensamiento y tu comportamiento.

Aproximadamente el 75% de las personas que reciben psicoterapia la encuentran beneficiosa. Puede mejorar su bienestar psicológico y emocional, así como sus relaciones con los demás.

El sesgo egoísta es la tendencia a atribuir eventos y resultados positivos a sus propias habilidades o esfuerzos, mientras que atribuye eventos y resultados negativos a factores externos u otras personas. Esta tendencia suele ser una forma de proteger la autoestima o presentar una versión positiva de uno mismo a los demás.

Si bien el sesgo egoísta puede crear tensión entre las personas, también puede promover la perseverancia en tiempos difíciles. Dicho esto, si el sesgo egoísta afecta sus relaciones o su calidad de vida en general, es importante comunicarse con un profesional de la salud mental.

Un proveedor puede ayudarlo a comprender mejor su forma de pensar y su comportamiento y ayudarlo a desarrollar estrategias de crecimiento personal. También pueden desarrollar un plan de tratamiento si el sesgo egoísta es un síntoma de una condición de salud mental subyacente.

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