Olas potenciales en la energía oceánica

La industria de la energía oceánica planea cubrir el 10% de las necesidades energéticas de Europa para 2050. Nahla Davies nos ayuda a navegar en este sector en crecimiento.

La energía oceánica (específicamente la energía de las mareas y las olas) a menudo se pasa por alto en comparación con otras fuentes renovables como la eólica y la solar. Pero con más investigación y mayor inversión por parte de las grandes tecnologías, el potencial de este abundante recurso es casi ilimitado.

La energía oceánica podría revolucionar muchas industrias, incluidos los controvertidos centros de datos que consumen mucha energía. Estas potencias representan entre 1 y 2 por ciento de la demanda mundial de energía y los expertos buscan constantemente soluciones para reducir su impacto ambiental. Mientras tanto, la demanda de energía en la industria tecnológica no muestra signos de desaceleración, con el aumento de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, lo que resulta en una mayor demanda de centros de datos a nivel mundial. Esta necesidad de más potencia se vuelve aún más evidente si se tiene en cuenta que se espera que el mercado de la IA crezca 20 veces entre 2023 y 2030.

La energía oceánica es una solución sostenible que puede ayudar a transformar el panorama energético actual. Al integrarla en redes de energía renovable para alimentar centros de datos costeros, la energía oceánica puede ayudar a abordar el dilema energético actual en la industria tecnológica. Sin embargo, existen muchos desafíos en este campo emergente.

Potencial creciente

En Europa, la industria de la energía oceánica pretende satisfacer el 10% de la demanda energética del continente para 2050, creando al mismo tiempo alrededor de medio millón de puestos de trabajo. En Estados Unidos, el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) predice que la energía renovable marina podría cubrir hasta el 57 por ciento de las necesidades eléctricas del país. Y el Consejo Mundial de la Energía estima que la energía de las olas en África tiene el potencial de alcanzar una producción de 3.500 TWh por año. Para poner esto en perspectiva, el consumo mundial de electricidad fue de 22.848 TWh en 2019.

Actualmente hay varios prototipos de energía oceánica funcionando en todo el mundo, mientras que actores globales como Meta y Google también están explorando las posibilidades de la energía oceánica.

La start-up estadounidense Subsea Cloud ya cuenta con centros de datos submarinos (pods) en Estados Unidos, ubicados en el Océano Pacífico y el Golfo de México, y tiene previstas dos instalaciones más en el Mar del Norte (Reino Unido y Noruega). Subsea afirma que cada ‘cásula’ ahorra entre 350 y 950 toneladas de CO2 gracias al enfriamiento natural y gratuito que proporciona el océano. Al acceder a infraestructuras de comunicación preexistentes, el impacto ambiental de estos centros de datos es menor que el de los basados ​​en tierra.

Highlander Digital Technology, proveedor chino de TI, también está dando grandes pasos en el mundo de la energía oceánica y está construyendo el primer supercentro de supercomputación submarino del mundo cerca de la isla de Hainan. Esta instalación operará un clúster de supercomputación avanzado para respaldar el entrenamiento de IA a gran escala. Las necesidades de refrigeración de la instalación serán cubiertas por el mar y funcionarán con energía renovable, incluida la energía oceánica, para minimizar su huella de carbono.

Retos actuales

El sector de las energías renovables siempre tendrá sus desafíos y la energía oceánica no es diferente. Pronosticar con precisión y gestionar de manera consistente la demanda y la oferta es el principal desafío, ya que las olas y mareas son notoriamente difíciles de predecir. Para ello, se necesitarán modelos predictivos avanzados, y se espera que la IA y los algoritmos de aprendizaje automático desempeñen un papel crucial.

También se debe evaluar el impacto ecológico de las instalaciones de energía flotantes y submarinas, garantizando que cualquier impacto en la vida marina sea mínimo y garantizando al mismo tiempo que la infraestructura no afecte a las poblaciones humanas costeras.

La economía del diseño, la planificación y la construcción de infraestructuras de energía oceánica ha sido un obstáculo, ya que los proyectos a gran escala generan altos costos iniciales y las incertidumbres del mercado limitan el número de inversores dispuestos. Es por eso que será necesario el apoyo de las Big Tech para llevar el sector al siguiente nivel, mostrando el potencial de la tecnología en términos de beneficios ambientales y rentabilidad.

La buena noticia es que sectores como la energía eólica y solar han enfrentado desafíos similares que han sido superados con éxito. Por eso muchos expertos predicen que la energía oceánica se convertirá en un actor importante y contribuirá significativamente al suministro energético mundial.

Te abre el apetito por más

A pesar de los desafíos, el potencial de la energía oceánica es enorme y, aunque muchos proyectos aún se encuentran en las primeras etapas de desarrollo, las posibles recompensas de la tecnología están comenzando a interesar a organizaciones líderes de todo el mundo.

A medida que aumentan la investigación y las innovaciones en el sector de la energía oceánica y los gobiernos brindan su apoyo a través de incentivos a las energías renovables y cambios de políticas, se prevé que el mercado aumentará exponencialmente y se convertirá en un componente importante del aumento global de la energía verde.

Por Nahla Davies

Nahla Davies es desarrolladora de software y escritora de tecnología. Antes de dedicar su trabajo de tiempo completo a la redacción técnica, logró, entre otras cosas interesantes, trabajar como programadora principal en una organización de branding experiencial Inc. 5.000, donde los clientes incluyen Samsung, Time Warner, Netflix y Sony.

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