Los científicos crean una tela inspirada en los calamares para ropa con temperatura controlada

Imagine una tela que pueda ajustarse a la temperatura de su cuerpo: lo mantiene abrigado cuando hace frío y lo refresca cuando tiene calor.

Inspirándose en la forma en que los calamares cambian de color, investigadores de la Universidad de California en Irvine han desarrollado un material especial que puede ajustarse a sus necesidades de temperatura.

Este tejido, transpirable, lavable y flexible, podría revolucionar la ropa para el frío.

El equipo publicó sus hallazgos en APL Bioengineering.

La piel del calamar se compone de múltiples capas, que le permiten al animal cambiar su color controlando cómo refleja la luz.

Una de estas capas contiene pequeños órganos llamados cromatóforos, que se expanden y contraen para cambiar la cantidad de luz que se transmite.

Los investigadores se inspiraron en este mecanismo, pero se centraron en el espectro infrarrojo en lugar de la luz visible.

Cuando los humanos se calientan, emitimos parte de ese calor en forma de radiación infrarroja invisible.

El tejido que creó el equipo puede adaptarse a esta emisión de calor, permitiendo al usuario regular su temperatura corporal.

El material está hecho de un polímero especial recubierto con «islas» de cobre.

A medida que la tela se estira, las islas de cobre se separan, cambiando la forma en que la tela refleja y transmite la luz infrarroja. Esto permite controlar la temperatura de la ropa.

En trabajos anteriores, el equipo demostró cómo este material podría adaptarse al calor infrarrojo.

Ahora lo han mejorado para hacer el tejido más práctico, asegurando que sea transpirable, lavable y fácil de integrar en la ropa normal. Para que fuera lavable, el equipo añadió una fina capa protectora.

También perforaron el material con pequeños agujeros que permitieron el paso del aire y el vapor de agua, haciéndolo tan transpirable como el algodón. Luego, la tela se unía a una malla, lo que facilitaba su incorporación a la ropa.

El equipo probó las capacidades de regulación del calor de la tela mediante espectroscopía infrarroja y un dispositivo llamado placa caliente protegida contra el sudor, que simula cómo la tela interactúa con el calor y la humedad.

A pesar de las capas y perforaciones añadidas, el material siguió funcionando bien en el control de la temperatura.

Este avance abre la puerta a nuevas posibilidades para la tecnología portátil, especialmente en equipos para climas fríos, como chaquetas de esquí, guantes y calcetines térmicos.

Además, las mismas técnicas utilizadas para fabricar este tejido se pueden aplicar a otros productos, como productos electrónicos estirables y materiales de recolección de energía.

«Nuestro material se puede utilizar en muchos tipos de sistemas portátiles y estamos entusiasmados con las posibilidades futuras», dijo el investigador principal, Alon Gorodetsky.