Las diferencias entre Milei y Lula son más visibles que nunca en la Cumbre del G-7

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(Bloomberg) — No podrían estar más separados en el retrato familiar de los líderes del Grupo de los Siete, ni en la vida real.

El brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el argentino Javier Milei se cruzaron por primera vez el viernes en la cumbre del G-7 en Italia, parte de un variopinto elenco de personajes reunidos por la primera ministra Giorgia Meloni. Mantienen una relación fría desde la elección de Milei el año pasado, cuando Lula apoyó públicamente a su oponente y fue llamado «comunista» por el libertario.

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Pero a diferencia del indio Narendra Modi, que aprovechó la oportunidad para al menos intentar mejorar las relaciones con los presidentes de Estados Unidos y Canadá, los líderes de las dos mayores economías de América del Sur volaron miles de kilómetros desde sus naciones vecinas para asistir a la misma cumbre. y todavía se evitan el uno al otro.

Mezcladas entre líderes globales, incluido el Papa Francisco, sus diferencias quedaron a la vista.

Lula llegó a la reunión con el objetivo de difundir el mensaje de que los líderes de extrema derecha son perjudiciales para la democracia, un llamado dirigido a muchos de los aliados de Milei. Y mientras su agenda interna enfrenta obstáculos en el Congreso, sigue concentrado en reforzar el apoyo a objetivos clave de la presidencia rotatoria del G-20 en Brasil, incluidos impuestos globales a los súper ricos, programas sociales para combatir el hambre y acciones más agresivas sobre el cambio climático.

El brasileño ha forjado vínculos más estrechos con el establishment político mundial, llenando su agenda en Italia con una lista de reuniones bilaterales que incluyen al francés Emmanuel Macron, Meloni, el alemán Olaf Scholz, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen y Modi. También se reunió con el Papa, un argentino que chocó con Milei durante su elección.

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Milei, en cambio, condenó el aborto y habló de los peligros del populismo, al que ve como una amenaza proveniente de líderes de izquierda. Pasó los primeros meses de su presidencia posicionándose para montar una ola política de derecha a nivel internacional. Animó a Biden arremetiendo contra Donald Trump y provocó una disputa diplomática en toda regla con el primer ministro español, Pedro Sánchez, al aparecer en un mitin del partido de extrema derecha Vox.

Llegó a Italia con una repentina racha ganadora, después de que los legisladores argentinos aprobaron la mayor parte de su paquete de reformas para recortar el gasto y desregular la economía. En Italia, se reunió con la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, en medio de expectativas de que Argentina podría negociar un nuevo programa -y tal vez obtener nuevos fondos- del prestamista en Washington.

Si bien el gobierno de Milei expresó interés en una reunión informal con Lula en abril, el brasileño hasta ahora le ha restado importancia. Queda por ver quién parpadeará primero, si es que hay alguien. Su próxima oportunidad de reunirse probablemente será en noviembre, cuando Lula reciba a los líderes del G-20 en Río de Janeiro.

—Con asistencia de Manuela Tobías.

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