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Hacer ejercicio hoy puede mejorar la función cerebral durante semanas

Hacer ejercicio hoy puede mejorar la función cerebral durante semanas

Cuando hacemos ejercicio o salimos a correr, normalmente pensamos en los beneficios para nuestro cuerpo: músculos más fuertes, mejor salud cardiovascular y más energía. Pero, ¿qué pasaría si ese tiempo pasado en la cinta de correr o levantando pesas también pudiera impulsar tu próxima gran idea? Un estudio innovador de la Universidad Aalto en Finlandia sugiere que la actividad física no solo mejora la salud del cerebro a corto plazo, sino que también fortalece las conexiones de la red cerebral durante días, o incluso semanas, después: mejora la capacidad de pensar creativamente y resolver problemas.

Subir escaleras para hacer ejercicio

Un tipo raro de estudio

En el campo de la neurociencia, los estudios de grupos grandes han sido tradicionalmente el método preferido para explorar la actividad y las respuestas del cerebro. Estos estudios suelen centrarse en analizar una población en un momento concreto, ofreciendo datos de una muestra más amplia de la población. Sin embargo, este tipo de estudio a menudo pasa por alto la variabilidad personal diaria que define la conectividad del cerebro individual.

Este estudio de la Universidad de Aalto es único porque se centró en una persona: se siguió a un sujeto durante 133 días, con un detalle sin precedentes. Al controlar las diferencias individuales y centrarse en las variaciones cotidianas en el comportamiento y la fisiología, los investigadores pueden detectar cambios que pueden haber sido mediados en estudios de grupos más grandes. Esto fue posible gracias a que uno de los autores del estudio se ofreció como sujeto voluntario.

«Queríamos ir más allá de los acontecimientos aislados», afirma la líder de la investigación y participante Ana Triana. “Nuestro comportamiento y estados mentales están constantemente moldeados por nuestro entorno y experiencias. Sin embargo, sabemos poco sobre la respuesta de la conectividad funcional del cerebro a los cambios ambientales, fisiológicos y de comportamiento en diferentes escalas de tiempo, desde días hasta meses.

Con una combinación de seguimiento de teléfonos inteligentes, dispositivos portátiles y exploraciones por resonancia magnética funcional (fMRI), los investigadores pudieron medir la actividad cerebral en una amplia gama de tareas cognitivas. Estos incluían atención, memoria, actividad en estado de reposo e incluso ver películas. El resultado fue un mapa granular de cómo factores como el sueño y la actividad física dan forma a la forma en que opera la red cerebral. Y, a menudo, los efectos duraban hasta 15 días después del hecho.

«El uso de tecnología portátil fue crucial», afirma Triana. “Los escáneres cerebrales son una herramienta útil, pero una imagen de alguien acostado durante media hora no puede mostrar mucho. Nuestra mente no funciona sola.»

hacer ejercicio es en realidad bueno para la mente

Una ilustración de la mente

Sabemos que el ejercicio es bueno para el cerebro, pero este estudio aporta una nueva dimensión a esa comprensión. Los hallazgos mostraron que la actividad física regular fortalece las conexiones en redes cerebrales clave involucradas en la resolución de problemas, la memoria y la creatividad. Aún más impresionante, los efectos de un buen entrenamiento duraron hasta 15 días, y dos semanas después aún era evidente una mejora en la conectividad cerebral.

Se ha descubierto que la actividad física modula la conectividad cerebral en varias regiones. En particular, afectó el modo predeterminado, las redes frontoparietales y somatomotoras, áreas muy involucradas en la memoria de trabajo y las funciones motoras. Esto significa que el conteo diario de pasos y los entrenamientos pueden afectar qué tan bien su cerebro maneja las tareas que requieren concentración, coordinación y memoria.

En los días en que el sujeto hacía más actividad física, hubo un aumento en la conectividad funcional en estas redes. El resultado fue un mejor rendimiento en las tareas de memoria de trabajo. Esto concuerda con otros estudios que sugieren que el ejercicio mejora la función cerebral, particularmente en las áreas responsables del aprendizaje y la memoria.

Sin embargo, esto es más que la simple sensación de endorfinas que te hace sentir bien después de un entrenamiento. La actividad física no sólo le da un impulso temporal a su estado de ánimo, sino que también le hace cambiar de opinión físicamente.

Optimizar los entrenamientos para el cerebro.

Entonces, si quieres utilizar los entrenamientos para maximizar el rendimiento positivo de tu cerebro, ¿cómo lo haces? Es importante tener en cuenta que este es un estudio de una persona y es posible que los hallazgos no se apliquen a todos. Aun así, el estudio sugiere que cualquier forma de actividad física que aumente el ritmo cardíaco y desafíe al cuerpo puede tener efectos positivos en la función cerebral.

Tampoco se trata sólo de entrenamientos intensos y agotadores. Se ha demostrado que el ejercicio moderado y regular mejora la conectividad cerebral en áreas relacionadas con la función ejecutiva y la memoria. En pocas palabras, no es necesario ser un maratonista para obtener un impulso cognitivo. Incluso 30 minutos de actividad al día pueden mejorar significativamente la capacidad del cerebro para manejar tareas complejas y pensar de forma creativa.

Ya sea correr, nadar, andar en bicicleta o incluso caminar a paso ligero, la clave es la constancia. Cuanto más incorpores ejercicio a tu rutina, más verás que se acumulan estos beneficios mentales.

Es otra razón de peso para hacer del ejercicio una parte regular de su vida. No sólo por su salud física sino también por la resiliencia de su mente a largo plazo. Al mantener las redes cerebrales fuertes y flexibles, el ejercicio regular puede ayudarle a mantener una capacidad cognitiva aguda hasta bien entrada la vejez.

Investigación individualizada

El estudio no se centró únicamente en la actividad física. Ha correlacionado diversas actividades con la función cerebral. En última instancia, este tipo de estudio más profundo puede ofrecer información individualizada importante.

Por ejemplo, si la conectividad cerebral de alguien mejora con un mejor sueño o ejercicio regular, se pueden hacer recomendaciones diseñadas para optimizar estos hábitos para el bienestar mental. Este enfoque individualizado puede conducir a intervenciones más efectivas para controlar el estrés, mejorar la función cognitiva e incluso prevenir trastornos de salud mental, todo ello basado en los patrones únicos del cerebro y el estilo de vida diario de una persona.

«Necesitamos llevar datos de la vida cotidiana al laboratorio para ver la imagen completa de cómo nuestros hábitos moldean el cerebro, pero las encuestas pueden ser tediosas e inexactas», dice el coautor del estudio, el neurocientífico y médico Dr. Nick Hayward. . “Es crucial combinar la fisiología concurrente con escáneres cerebrales repetidos en una sola persona. Nuestro enfoque brinda contexto a la neurociencia y brinda detalles muy finos a nuestra comprensión del cerebro».

«Combinar la actividad cerebral con datos fisiológicos y ambientales puede revolucionar la atención sanitaria personalizada, abriendo las puertas a intervenciones más tempranas y mejores resultados», concluye Triana.

Referencia de la revista: un estudio de neuroimagen longitudinal de un solo sujeto revela los efectos de los factores ambientales, fisiológicos y del estilo de vida diario en la conectividad cerebral funcional. Biología PLoS (2024). DOI: 10.1371/journal.pbio.3002797

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