Cómo un pequeño microchip puede marcar una gran diferencia
Todos los días, grandes cantidades de los alimentos que producimos terminan desperdiciados, ya sea en vertederos, por el desagüe o en otros lugares.
En 2022, las Naciones Unidas informaron que se desperdiciaron 1.050 millones de toneladas de alimentos en todo el mundo, aproximadamente 132 kilogramos por persona.
Uno de los alimentos que más se desperdicia es la leche: uno de cada seis litros de leche producidos en el mundo se desperdicia.
Un nuevo invento, un diminuto microchip, podría cambiar eso y ayudar a evitar que millones de litros de leche se vayan por el desagüe.
El problema: la leche desperdiciada en la producción
La leche es uno de los alimentos que más se desperdicia y la principal causa de este desperdicio muchas veces comienza en el proceso de producción.
Según un estudio de la Universidad de Edimburgo, cada lechería del mundo vierte una media de 10.000 litros de leche al día por el desagüe. Sorprendentemente, esta leche no se echa a perder; está completamente fresco.
Sin embargo, se desperdicia cuando la leche se utiliza para lavar las tuberías que transportan la leche desde las plantas de producción.
Este proceso de lavado es necesario para garantizar que se elimine por completo cualquier líquido de limpieza que quede del lavado de las tuberías entre ciclos de producción. Desafortunadamente, esta práctica provoca que cada día se desperdicien enormes cantidades de leche en perfecto estado.
Una nueva solución: el microchip ahorrador de leche
Para abordar este problema, un grupo de investigadores y empresas tecnológicas del consorcio Nexus ha desarrollado un espectrómetro óptico compacto en forma de microchip.
Este pequeño dispositivo puede detectar la cantidad de líquido, grasa y proteínas en las tuberías y permite a las lecherías ver si hay residuos de leche o productos de limpieza presentes.
Usando este microchip, los trabajadores lácteos pueden evitar desperdicios innecesarios al lavar las tuberías solo cuando sea absolutamente necesario, en lugar de usar grandes cantidades de leche como medida de precaución. Esto puede reducir significativamente la cantidad de leche desperdiciada en el proceso de producción.
Por qué los residuos lácteos son importantes
El impacto ambiental de los residuos lácteos es significativo. Las vacas producen metano, un poderoso gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático. Aunque la producción de carne de vacuno suele asociarse con mayores emisiones, la producción de leche sigue teniendo un impacto notable. De media, un litro de leche de vaca representa 3,15 kilogramos de CO2 equivalente, una medida que compara el impacto de diferentes gases de efecto invernadero en el calentamiento global.
Cuando se multiplica esto por los 10.000 litros de leche desperdiciados por día en cada lechería, el costo ambiental se vuelve asombroso. Reducir estos residuos puede reducir significativamente la huella de carbono de la industria láctea, ayudando a combatir el cambio climático.
Actualmente, las lecherías utilizan costosos espectrómetros (dispositivos que pueden detectar lo que pasa por las tuberías) para monitorear la producción. Sin embargo, estos dispositivos cuestan alrededor de 100.000 euros cada uno, lo que los hace demasiado caros para su uso extensivo durante el proceso de producción.
El nuevo microchip desarrollado por el equipo Nexus es mucho más pequeño, más asequible e igual de eficaz. Esto significa que las lecherías pueden instalar múltiples microchips en sus instalaciones, lo que les permite monitorear la producción de leche con mayor precisión y reducir el desperdicio.
Más allá de la leche: una herramienta para la seguridad alimentaria
El potencial de este microchip va más allá del simple ahorro de leche. La tecnología también puede mejorar la seguridad alimentaria en países donde el control de los alimentos es menos estricto. Al utilizar estos microchips para monitorear la producción, será más fácil identificar cualquier ingrediente no deseado o contaminante en el suministro de alimentos, lo que podría salvar vidas.
Si bien el microchip aún se está probando, el equipo detrás de él es optimista. Creen que con un mayor desarrollo, esta tecnología podría revolucionar no sólo la producción de leche, sino también la seguridad alimentaria en todo el mundo.
En conclusión, este pequeño microchip puede marcar una gran diferencia a la hora de reducir el desperdicio de leche, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la seguridad alimentaria a nivel mundial. Es una pequeña innovación con el potencial de tener un gran impacto: salvar la leche y el planeta.
Fuente: KSR.