Mochis NoticiasSalud y DeportesCómo la falta de sueño afecta el cerebro y la personalidad del bebé
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Cómo la falta de sueño afecta el cerebro y la personalidad del bebé

Un destacado investigador sobre el temperamento de bebés y niños pequeños comentó una vez: “Cuando crié a mi primer hijo, creía en teorías conductuales que afirman que lo que hago como padre moldea el carácter de mi hijo. Con mi segundo hijo, ya era genético y creo que un niño nace con rasgos que se transmiten por herencia, con una mínima influencia ambiental. Cuando tuve mi tercer hijo, apenas los conocía».

Este análisis exagerado pone de relieve la búsqueda constante de padres y científicos para responder a una pregunta crucial: ¿qué determina la personalidad y las características de los niños? El debate entre la herencia («La timidez la heredó de la familia paterna») y el entorno («Si su madre es más estricta, él será más tranquilo») es la base de los intentos de los padres por comprender su influencia en el desarrollo de sus hijos.

La influencia de la herencia y el medio ambiente:

Las investigaciones actuales pintan un panorama complejo y muestran que tanto la herencia como el entorno influyen significativamente en el niño. La evidencia sugiere que un niño nace con características genéticas que determinan no sólo las características físicas sino también las características de personalidad como el nivel de actividad, la timidez, la sociabilidad, la apertura a nuevas situaciones y la ansiedad. Muchos padres descubren que sus hijos tienen características que no les gustan, especialmente si les recuerdan las cualidades que ven en sus padres, en su cónyuge o en ellos mismos. Intentar cambiar estas características a menudo resulta ser una batalla perdida.

La variable más crítica que influye en la relación entre padres e hijos es la «bondad de ajuste» entre las características del niño y las expectativas de los padres. Por ejemplo, un niño muy activo puede ser adorado por un padre que aprecia e identifica esta característica, pero simplemente tolerado por un padre que espera un niño más tranquilo. Por el contrario, un niño tranquilo y calmado puede ser visto como perfecto por un padre, pero deprimido o sin vida por otro. La incompatibilidad entre las expectativas de los padres y las características del niño puede provocar frustración y estrés, especialmente si los padres intentan «corregir» al niño.

Temperamento y sueño:

Todos los padres conocen las señales de que un niño «se acerca a la hora de acostarse». Algunos niños se calman y se quedan dormidos solos, mientras que otros se vuelven inquietos, irritables y poco cooperativos. La fatiga no siempre resulta en somnolencia evidente; a veces, conduce a hiperactividad y comportamiento negativo que se asemeja a trastornos de conducta.

Los estudios muestran una fuerte correlación entre el sueño y el desarrollo de los rasgos de personalidad de los niños. Los bebés con trastornos del sueño, como dificultad para conciliar el sueño o despertares frecuentes, suelen ser más exigentes y sensibles a los estímulos. En un estudio, las madres de bebés con problemas para dormir los describieron como más difíciles en varias áreas de comportamiento en comparación con los bebés sin problemas para dormir.

Una característica particular que se mide es la sensibilidad a los estímulos sensoriales (sonido, temperatura, gusto, olfato). Los bebés que son hipersensibles a los estímulos sensoriales a menudo desarrollan dificultades para dormir porque les cuesta disociarse de las señales ambientales e internas. Esta hipersensibilidad interfiere con su capacidad para relajarse, conciliar el sueño y permanecer dormido.

Sueño y comportamiento en niños mayores:

La correlación entre el sueño y el comportamiento continúa a medida que los niños crecen. Los estudios han encontrado que los trastornos del sueño en niños en edad escolar están relacionados con problemas de conducta y dificultades de adaptación. Los trastornos del sueño son signos destacados de estrés, ansiedad, depresión y otros problemas de adaptación. Por ejemplo, los problemas de sueño suelen incluirse entre los criterios diagnósticos de los trastornos de ansiedad.

Los trastornos del sueño pueden provocar un comportamiento similar a la hiperactividad. Los padres a menudo describen a sus bebés inquietos como si tuvieran un «motor turbo» que no pueden apagar a la hora de dormir. Existe evidencia de que la interrupción del sueño puede causar patrones de comportamiento hiperactivo, incluso si ninguna investigación directa lo confirma. La falta de sueño puede provocar inquietud y un aumento de la actividad como métodos para mantenerse despiertos, lo que contradice la expectativa de que los niños cansados ​​se relajen.

Desarrollo intelectual:

Evaluar la inteligencia en la infancia es complejo. Las pruebas de habilidades mentales tempranas a menudo no logran predecir la inteligencia o las habilidades cognitivas futuras. Este desafío limita la investigación sobre el sueño y el desarrollo intelectual. Sin embargo, estudios en niños mayores y adultos muestran que los trastornos del sueño interfieren principalmente con las capacidades cognitivas relacionadas con la atención y la concentración. La falta de sueño provoca reacciones más lentas y más errores en tareas que requieren atención continua.

La evidencia indirecta de las descripciones que las madres hacen de sus bebés respalda la correlación entre el sueño y la atención. Los bebés con problemas para dormir suelen tener problemas para concentrarse en las actividades y se distraen con facilidad. Los estudios realizados en niños en edad escolar que utilizaron monitores de sueño y pruebas computarizadas encontraron que la mala calidad del sueño (despertares frecuentes) provocaba una disminución de la capacidad de atención.

En conclusión, si bien la investigación directa en bebés es limitada, la evidencia de niños mayores y adultos sugiere que el sueño interrumpido o insuficiente puede desafiar las capacidades intelectuales. Garantizar buenos hábitos de sueño desde el principio es crucial para el desarrollo y el bienestar general del niño.

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