Bien precioso – WAN-IFRA
Por Marcelo Rech, Presidente de la Asociación de Periódicos Brasileños
¿Alguna vez has reflexionado sobre por qué prestas atención al contenido, ya sea periodístico o de entretenimiento? ¿Qué te llama la atención? ¿Qué lo desvía? ¿Cuándo conectarse y desconectarse del contenido? ¿Y por qué?
Todas estas preguntas están relacionadas con uno de los bienes más preciados de nuestra era: el tiempo. La tecnología puede avanzar sin límites, con inteligencia artificial, internet 5G, 8k o 1000 Mbps, pero todo choca con una realidad simple e inmutable: las 24 horas del día no son elásticas, al menos sin comprometer la salud. Por tanto, es lógico que este objeto tan preciado se gaste en algo que tenga sentido en tu vida y la transforme de forma positiva, así como a la sociedad en general.
Este tipo de reflexiones se han vuelto cruciales para el modo de vida que llevaremos de ahora en adelante. No es sólo la separación entre verdad y mentiras, realidad y fantasía lo que definirá el resto de nuestro siglo, sino lo que significan en términos prácticos en nuestras vidas: la elección entre democracias versus autocracias, populismo versus sinceridad, estabilidad versus discordia social.
«La prensa no es la solución a todos los dilemas de nuestros tiempos, pero intentamos imaginar un mundo sin ella».
¿Quién depura entre hechos y rumores? ¿Cómo se puede confiar en algo o en alguna institución si no hubo un certificado de credibilidad otorgado por una cobertura periodística seria e independiente?
¿Quién informa del surgimiento de una nueva estafa cibernética en la que las personas pierden sus ahorros? ¿Quién investiga la corrupción y otros delitos cuando las agencias gubernamentales son lentas o negligentes? ¿Quién aborda los daños de las grandes tecnologías y los riesgos que las redes sociales plantean para la estabilidad emocional, política y económica? Finalmente, ¿quién expondrá el poder de los autócratas corruptos y su amenaza a las democracias?
Cómo utilizar correctamente el tiempo cuando obtenemos información debería ser una pregunta que nos hagamos constantemente, ya sea para no caer en la trampa de una implicación excesiva en las plataformas tecnológicas, o para no desperdiciar nuestra curiosidad con montañas de futilidad inútil.
Los productores de periodismo independiente no están inmunes a los problemas, empezando por la sostenibilidad de la propia actividad. Con pocas excepciones, la gran mayoría de las organizaciones de medios serias viven con un modelo de negocio que adolece de la asimetría regulatoria de las plataformas tecnológicas.
‘Por estar basadas en la confianza, ninguna organización puede vivir dando ética o haciendo elásticos sus conceptos de veracidad y responsabilidad en la difusión de contenidos, como lo permiten las Big Tech.’
De manera sintética, se puede hacer una analogía entre el fenómeno de las Big Tech y el calentamiento global. Como efecto secundario de sus modelos de negocio, las grandes plataformas producen una contaminación social que amenaza la salud mental y la estabilidad del planeta.
Es justo, por tanto, que estas plataformas paguen una ‘tarifa de apoyo’ al periodismo profesional, lo que limpia gran parte de esta contaminación social. La lógica es simple: quien ensucia el ecosistema debe pagar al menos parte de las enormes ganancias que se obtienen como resultado a quien lo limpia.
En lugar de arrastrarnos a la luz de falsas creencias, charlatanes y estafadores que supieron aprovechar las lagunas abiertas por el mundo de los algoritmos, Esta puede ser la mayor contribución de las Big Tech al futuro del planeta: prevenir a la humanidad, financiando un periodismo diverso, sólido e independiente. – de continuar su marcha hacia el abismo.
Esta columna fue producida para marcar Día Mundial de las Noticias el 28 de septiembre, una campaña para centrarse en el valor del periodismo para la sociedad y la necesidad de apoyarlo.